DESDE 1835

Granada se olvidó del General Riego

Ciudadanía - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 17 de Marzo de 2019
Un brillante reportaje del investigador Gabriel Pozo Felguera, con el que reivindica la figura del general Rafael del Riego, el militar y político instaurador del constitucionalismo y la libertad en España, frente a la tiranía impuesta por el felón Fernando VII, y repasa su visita a Granada, ciudad que aún no ha rehabilitado su honor, pese a su merecimiento. No te pierdas este excepcional relato, que recupera documentos y pasajes que permanecían ocultos.
Retrato de Rafael Riego.
Hippolyte Lecomte (1820)
Retrato de Rafael Riego.
  • El militar y político, que obligó al rey a jurar la Constitución de 1812 y abrió el Trienio Liberal,  visitó Granada en 1822

  • Renombraron la calle Alhóndiga como “Del General Rafael del Riego” en su honor, pero la borraron en cuanto llegaron los Cien Mil Hijos de San Luis

  • La reina regente ordenó, en 1835, rehabilitar el honor de Riego y reponer su nombre, retratos y esculturas: Granada todavía no lo ha hecho

El Ayuntamiento Constitucional de Granada acordó, en septiembre de 1822, bautizar una calle céntrica de la ciudad con el nombre de General Rafael del Riego. Lo hacía en agradecimiento por la visita que giró a la ciudad en compañía de su familia. Riego fue el instaurador del constitucionalismo y la libertad en España, frente a la tiranía impuesta por el felón Fernando VII. El brigadier que inoculó el liberalismo a los granadinos -entre ellos al grupo de amigos de Mariana Pineda- fue ahorcado un año más tarde en Madrid. El Ayuntamiento de Granada corrió a borrar con cal el nombre de su calle en cuanto se supo que regresaba el absolutismo por las armas de los Cien Mil Hijos de San Luis. Pocos años después, en 1835, ya recuperada la monarquía constitucional, Granada se olvidó de reponer el buen nombre del General Riego, tal como obligaba un real decreto de la reina regente.

El Brigadier Rafael del Riego estuvo con su familia en Granada entre el 13 y 18 de septiembre de 1822. Por entonces se había encumbrado en la Presidencia de las Cortes. Pero casi tres años antes, el 1 de enero de 1820, tuvo que levantarse en armas con sus soldados en las Cabezas de San Juan (Sevilla). Su pronunciamiento fue secundado por otros militares en diversos puntos de España hasta lograr que Fernando VII acatara la Constitución de Cádiz (1812). Se le puede considerar la persona que trajo el primer liberalismo y el constitucionalismo a España. Riego ha sido el modelo a seguir por las diversas revoluciones liberales en España en el convulso siglo XIX y primer tercio del XX. De hecho, el himno que le compusieron ha sido utilizado como oficial por las dos Repúblicas españolas; la bandera tricolor también tiene su origen en el movimiento liberal iniciado por Riego en 1820.



Grabado que representa el levantamiento de miliares en Madrid, en marzo de 1820, secundando el pronunciamiento de Riego en las Cabezas de San Juan.


Grabado del brigadier Rafael del Riego.

El héroe liberal sale a provincias

Rafael del Riego y Flórez (1784-1823) fue un militar asturiano que aprovechó la concentración de tropas en Sevilla y Cádiz destinadas a sofocar las sublevaciones suramericanas. La columna móvil que organizó en Las Cabezas pretendió ir levantando las ciudades de Andalucía a partir del 1 de enero de 1820. Desde Málaga pensaba dirigirse a Granada, considerada ciudad con buena acogida para el liberalismo, pero en aquella primera ocasión se desvió hacia Ronda y Córdoba, sin llegar a la Alhambra. No se puede decir que triunfara aquella columna móvil, por la apatía ciudadana; no obstante, sí se consiguió inocular el virus liberal-constitucionalista a otras regiones: el resultado fue que Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812, que había convertido en papel mojado desde su regreso a España en 1814.

Gracias al pronunciamiento de Riego, España conoció por primera vez el constitucionalismo durante el Trienio Liberal (1820-23). Si bien, en continua trifulca política entre liberales moderados y exaltados

Gracias al pronunciamiento de Riego, España conoció por primera vez el constitucionalismo durante el Trienio Liberal (1820-23). Si bien, en continua trifulca política entre liberales moderados y exaltados.

Rafael del Riego dejó la milicia al salir elegido diputado por Asturias en las elecciones constitucionales de 1822. Fue elegido presidente de las Cortes durante un mes. Riego decidió emprender viaje a diversas ciudades andaluzas, aprovechando el periodo vacacional de aquel año y tras haber “hecho las paces” con el rey. Visitaría las zonas que mejores recuerdos y esperanzas le sugerían. Su deseo era –además de darse un paseo triunfal- ir extendiendo y afianzando el espíritu liberal-constitucionalista entre los andaluces. De esa manera creía combatir la infinidad de partidas realistas o absolutistas que campaban por las zonas rurales, partidarias de mantener los privilegios reales y de la nobleza. Pero el rey le traicionó convocando Cortes extraordinarias nada más abandonar Madrid destino a Granada, con la intención de volver a su política absolutista.

El rey le traicionó convocando Cortes extraordinarias nada más abandonar Madrid destino a Granada, con la intención de volver a su política absolutista

El General Riego, además, planificó su viaje pensando en mejorar la salud de su delicada esposa. Se llamaba María Teresa del Riego (1800-24), prima suya y 16 años menor que él (tenía 22 cuando visitó Granada), con quien había contraído matrimonio en 1821. Le acompañaban en el periplo andaluz su cuñada y su hermano Miguel del Riego.

Granada le recibió con alborozo y le dedicó una calle

En cuanto el Ayuntamiento constitucional de Granada tuvo conocimiento de que Rafael del Riego deseaba venir a Granada, se aprestó a efectuar preparativos para agasajarle como correspondía al militar y político más famoso del momento. El alcalde, el ciudadano Pedro Gutiérrez Espejo, lo primero que hizo fue adoptar el acuerdo de nombrar una calle con su nombre; bautizarían como Calle del General Rafael del Riego a la antiquísima calle Alhóndiga. Eligieron esta calle porque en una de sus casas fue donde se alojaría el insigne visitante. Fue en la vivienda del Conde de Río Molino, un gaditano también liberal que poseía casa en esta calle (No he podido ubicar su situación con exactitud, pero debió estar en la zona más próxima a la Placeta de la Alhóndiga, pues el tramo final de la actual Alhóndiga por entonces se llamaba calle del Matadero –Campo Verde actual).



Tramo de calle que se llamó del General Rafael del Riego entre septiembre de 1822 y julio de 1823 (en rojo), actual Alhóndiga. En el círculo verde, lugar aproximado en que estuvo la casa del Conde de Río Molino donde se alojó el liberal. DEL PLANO DE DALMAU, 1831


Placeta de la Alhóndiga donde debió estar ubicada la casa del Conde de Río Molinos.

El alcalde, el ciudadano Pedro Gutiérrez Espejo, lo primero que hizo fue adoptar el acuerdo de nombrar una calle con su nombre; bautizarían como Calle del General Rafael del Riego a la antiquísima calle Alhóndiga

El rótulo fue puesto a la calle en espera de la llegada del General Riego. También fue adecentada una placa con el nombre de Plaza de la Constitución, colocada en la rebautizada Plaza de Bibarrambla. Allí haría su primera parada, ante aquella placa, para dar su primer discurso a los granadinos. El nombre de Plaza de la Constitución había sido puesto ya a Bibarrambla al comienzo del Trienio Liberal, en 1820, por orden del gobernador militar Luis María González de Aguilar Torres de Navarra y Castro, VI marqués de Campo Verde (1820-23).

El siguiente acuerdo tomado por el Ayuntamiento de Granada fue enviar una avanzadilla de mensajeros hasta Andújar. No se tenía la certeza ni del recorrido ni del día que Riego llegaría a Granada. Los “espías” granadinos conocieron que la comitiva de Riego durmió en Valdepeñas el 6 de septiembre de 1822; venía acompañado de un grupo de ocho soldados a caballo y múltiples vecinos que le seguían a tramos por el camino real de Andalucía. Prefería comer con los soldados a hacerlo con las autoridades de los pueblos por los que pasaba.

VISITA REGISTRADA EN LAS ACTAS MUNICIPALES





Libro de actas del Cabildo, 1822, donde se escribió en varias páginas el protocolo que tendría la visita de Riego a Granada. FUENTE: AHMG.



El joven Ayuntamiento Constitucional de Granada se hizo eco del rumor que había en la ciudad sobre la visita del General Riego. La tarde del 7 de septiembre de 1822, el jefe político de la provincia convocó con urgencia al Cabildo de la ciudad. Aquella misma noche –cosa inusual, pues se hacía por las mañanas- se reunieron los munícipes para estudiar el asunto.

Lo primero que intentaron fue acallar los rumores propalados por los liberales granadinos de que las autoridades estaban haciendo oídos sordos ante tan magna visita. Todo lo contrario, sería el Ayuntamiento el que capitaneara el gran agasajo a tan destacada personalidad (aunque en el momento de la visita fuese sólo un simple diputado asturiano). Comandaron a dos concejales para que averiguasen día y hora que tenía previsto entrar el General Riego a Granada. El fin no era otro que darle una bienvenida como nunca hasta entonces se había visto por aquí.

Prepararon el recorrido triunfal que haría la comitiva por las principales calles de Granada. Se estableció un protocolo para recibirlo ante la lápida constitucional y en las casas consistoriales.  Le acompañarían en todo momento. Habría mucha música en su honor, muchos castillos de fuegos artificiales, desfiles, bailes, flores y colgaduras en las calles. Para empezar, se habilitó una gran balconada entre las esquinas de la calle del Tintín (actual Paz, frente a Placeta de la Alhóndiga) para acoger un grupo de música orquestal; el arco del triunfo de la calle Duquesa debería ser el más impresionante de su época.  Y el Concejo, que celebraba reuniones casi todos los días, decidió tomarse fiesta entre el 13 y 16 de septiembre para estar con el general que trajo las libertades a España.

El Concejo de Granada destinó 20.000 reales a sufragar tanta pólvora, flores, fiestas y música. El problema surgió al comprobar que en caja no había ese dinero. Decidieron solicitar un anticipo a la Diputación Provincial. {Los 150 reales que costó borrar con cal los rótulos de las calles puestos durante al Trienio Liberal no los acabó de pagar el Ayuntamiento hasta 1831}.

Todos estos actos quedaron recogidos con detalle en el libro de actas del Concejo correspondiente a la sesión del día 7 se septiembre de 1822 (página 285 y siguientes). Curiosamente, esta referencia no fue eliminada y podemos leerla hoy en el Archivo Histórico Municipal de Granada; Fernando VII, tras ejecutar a Riego, ordenó que se borrasen todas las referencias escritas y gráficas en las que se mencionara al General Riego, pero estas páginas se salvaron de la quema.

Un escuadrón de caballería de Granada se desplazó hasta el límite de la provincia para escoltar los carruajes de Riego. Era ya el día 13 de septiembre. En la capital fue recibido por todas las autoridades, a la entrada del puente del Beiro. Las crónicas de los periódicos de la época narran cómo le pidieron que se trasladara a una lujosa carretela para que fuese aclamado por el gentío granadino

Un escuadrón de caballería de Granada se desplazó hasta el límite de la provincia para escoltar los carruajes de Riego. Era ya el día 13 de septiembre. En la capital fue recibido por todas las autoridades, a la entrada del puente del Beiro. Las crónicas de los periódicos de la época narran cómo le pidieron que se trasladara a una lujosa carretela para que fuese aclamado por el gentío granadino. Saludó a la gente humilde de San Lázaro, continuó por San Juan de Dios. Al inicio de la calle Duquesa habían construido un arco triunfal adornado con inscripciones y figuras alegóricas. Y por Mesones se encaminó a la Plaza de la Constitución (Bibarrambla). Allí, frente a la lápida con el nombre de este espacio, se irguió en la carretela y dirigió una breve arenga a la gente concentrada. Continuaron hacia Puerta Real, placeta de San Antón, Puentezuelas y Tablas, hasta enfilar la calle Alhóndiga, donde inauguró la calle renombrada y rotulada en su honor. Y se alojó en casa del Conde de Río Molino.

Salió al balcón de la casa, acompañado de autoridades y varios generales, y presidió el desfile de la milicia nacional.

El Conde de Río Molino se llamaba José María de Hermosilla Espinosa-Blanqueto; era un destacado masón y liberal gaditano se simpatizó con Rafael del Riego tras su pronunciamiento en Las Cabezas. Tenía una casa en Granada y la ofreció para que el general se alojara en ella. José María de Hermosilla también sufrió la persecución de Fernando VII tras el ahorcamiento de Riego; fue denunciado por un cura y pasó a la clandestinidad o al exilio. Consta que falleció en 1839.

Programa de actos agotador

El programa que prepararon los granadinos al General Riego fue agotador. Apenas le dejaron descansar. La noche del día 13 organizaron fuegos artificiales, músicas y bailes en el entorno de la casa del Conde de Río Molino. Al día siguiente se le presentaron los alevines y jóvenes de la guardia nacional para que les pasara revista en la calle; los muchachos pidieron prestarle guardia durante todos los días de su estancia en la ciudad, permiso que les fue concedido.

Casi todas las noches que estuvo en Granada, las diversas compañías representaron obras en el Teatro Principal: el General Riego presenció Juan de Padilla o Los Comuneros, La Isabela, Viuda de Padilla y otra obra que no nombran las crónicas. El teatro era por entonces el gran entretenimiento de los españoles que vivían en ciudades.



Alhóndiga del Grano o del Trigo. Esta litografía de la Alhóndiga procede de un dibujo a plumilla hecho por el grabador norteamericano Joseph Pennell, que estuvo en Granada en 1896.Parte de los festejos y músicas en honor al General Riego tuvieron lugar en el viejo edificio de la Alhóndiga del Trigo o del Grano. La casa del Conde de Río Molino se encontraba muy cerca de este espacio público. La Alhóndiga era un edificio originario del siglo XVI, destinado a la venta de trigo y harinas. El edificio era de soportales columnados y arcos de medio punto, con accesos por las calles Mesones y Alhóndiga; albergaba una pequeña capilla dedicada a la Virgen de Belén. El edificio, reconvertido en casa de vecinos y mercado, sobrevivió has ta el año 1934, en que fue demolido, parcelado y en buena parte de su solar se levantó la Compañía Granadina de Industria y Comercio (bajo proyecto de Fernando Wilhelmi). El edificio actual conserva algunas partes originales de siglos anteriores. Es un edificio catalogado desde 2006.

El programa que prepararon los granadinos al General Riego fue agotador. Apenas le dejaron descansar

El día 15 se formó en la Carrera de la Virgen toda la milicia nacional voluntaria, compuesta por diversos batallones. El desfile fue presenciado por unas 20.000 personas. En su discurso, desde un balcón, Riego arengó a la milicia e instó a alistarse a la juventud. Aportó 30.000 reales que habían recaudado en la ciudad para su columna móvil de 1820 (que no recogió al no pasar por Granada). Por la noche volvió a haber fuegos artificiales, que el expresidente de las Cortes vio desde el balcón del liberal granadino Juan Manuel Herreros de Tejada. La prensa destaca que los balcones de casas pudientes lucían colgaduras, macetas y adornos diversos. Todo era fiesta en Granada.



Periódico de Madrid que contiene una detallada crónica de la estancia de Riego en Granada.

Al día siguiente, 16 de septiembre, los próceres de la ciudad le obsequiaron con un magnífico banquete en los jardines del Generalife. La velada, tras el teatro, se prolongó con baile en calles y plazas.

La mañana del día 17 fue el turno de la Universidad. La milicia nacional pasó a recogerlo a la Calle General Rafael del Riego y lo llevó al Colegio de San Pablo, sede del Rectorado. Riego fue investido Maestro en Filosofía y Doctor en Leyes. Leyó un emotivo discurso de recibimiento el catedrático José Vicente Alonso (se puede ver en el siguiente enlace:Oración pronunciada el día 17 de setiembre de 1822, en la Universidad Literaria de Granada, en el acto de recibir los grados de Maestro en Artes, y de Doctor en Leyes el ilustre ciudadano General D. Rafael del Riego / por el Doctor Don José Vicente Alonso ). Riego contestó con otro discurso, “lleno de rasgos liberales a favor de la instrucción pública, cimiento indestructible de la libertad, de la gloria y de la prosperidad de las naciones”. Pero teniendo a la Iglesia como colaboradora; allí estaban presentes el arzobispo Blas Joaquín Álvarez de Palma y el rector Antonio Audeiro.

El día 18 la comitiva de Rafael del Riego abandonó Granada camino de Antequera y Málaga. Prometió regresar a Granada, donde observó gran fervor liberal, patriótico y constitucionalista. Debió ser cierto, pues en los años siguientes también los liberales de Torrijos tomaron a Granada como objetivo prioritario, fundamentalmente por ser la ciudad española donde primero arraigó la masonería

La Universidad encargó a un pintor un retrato del ilustre doctor honoris causa para colocarlo entre los padres de la Patria que pasaron por allí (No he conseguido saber si llegó a hacerse y qué fue de él, en su caso).

El día 18 la comitiva de Rafael del Riego abandonó Granada camino de Antequera y Málaga. Prometió regresar a Granada, donde observó gran fervor liberal, patriótico y constitucionalista. Debió ser cierto, pues en los años siguientes también los liberales de Torrijos tomaron a Granada como objetivo prioritario, fundamentalmente por ser la ciudad española donde primero arraigó la masonería. Desde Gibraltar hubo un intenso tráfico de correspondencia, de libros y soflamas liberales. Eso provocó que, tras el Trienio Liberal, el rey felón enviase a Granada al comisario Ramón de Pedrosa (1825-33), donde organizó una dura represión que llevó a la horca y al garrote a más de cuatro docenas de liberales (la más renombrada Mariana de Pineda). La mayoría de ellos procedían de la semilla sembrada por Rafael del Riego durante su estancia en Granada.

Regreso a Granada en los estertores del Trienio

Cuando el ilustre liberal abandonó Granada ya era consciente de que la difícil situación política de España era susceptible de empeorar. De hecho, a su mujer la dejó en Gibraltar con el encargo de que marchara a Inglaterra con un familiar.

En abril de 1823, la Santa Alianza envió a sus Cien Mil Hijos de San Luis a tomar España. Las monarquías absolutas europeas, recuperadas tras el paréntesis napoleónico, no podían permitir el brote liberal surgido en España. Riego regresó de nuevo a Andalucía para comandar un nuevo ejército con el que combatir a la parte del ejército español que se mantuvo fiel al rey y, sobre todo, a los franceses invasores.

Cuando el ilustre liberal abandonó Granada ya era consciente de que la difícil situación política de España era susceptible de empeorar. De hecho, a su mujer la dejó en Gibraltar con el encargo de que marchara a Inglaterra con un familiar

En esta nueva ocasión Rafael del Riego sí entró con sus tropas en la provincia de Granada. Procedía de Málaga. Accedió por la comarca de Alhama; el 6 de septiembre de 1823 se encontraba en Jayena, atravesó el río Genil por Villanueva Mesía el día 8; descansó el siguiente en Montefrío y entró en Córdoba por Priego. El resto de su odisea, perseguido de cerca por el ejército francés, le llevó a vagar por la provincia de Jaén. Siempre ante la indiferencia de los andaluces que parecían haberle dado la espalda. Acabó siendo apresado en un cortijo de Arquillos el 15 de septiembre y llevado a Madrid.







Tres grabados de la época que narran las últimas semanas de Riego: su recorrido por tierras de Andalucía; la humillación de arrastrarlo con una burra; y su ahorcamiento en la Plaza de la Cebada de Madrid.

En los olivares de Jaén había muerto el héroe; unos días después moriría la persona. Fue ahorcado e 7 de noviembre de 1823  en la Plaza de la Cebada de Madrid. Sin honores y humillado. Lo llevaron metido en un serón y arrastrado por una burra. Su cuerpo fue descuartizado y esparcido por los campos de las Cabezas de San Juan, donde surgió el primer brote liberal contra el rey felón. Ahí acabó el Trienio Liberal y regresó el absolutismo y la represión. Hasta que murió Fernando VII (1833).

El resto de su odisea, perseguido de cerca por el ejército francés, le llevó a vagar por la provincia de Jaén. Siempre ante la indiferencia de los andaluces que parecían haberle dado la espalda. Acabó siendo apresado en un cortijo de Arquillos el 15 de septiembre y llevado a Madrid.

Fue la ocasión para que renaciera el germen sembrado por los liberales en años anteriores, sumado a la aparición de los carlistas. La reina regente se vio obligada a recuperar las figuras de los liberales masacrados por su marido, seguramente menos peligrosos para el futuro de su hija que el bando de su tío Carlos.

Entre los rehabilitados se encontraban Rafael del Riego y Mariana Pineda. El rótulo de la Calle General Rafael del Riego en una vía de Granada (Alhóndiga) había sido mandado borrar con cal en cuanto se supo que los franceses se extendían por Andalucía. No esperaron a la derrota del general. Fernando VII volvía por sus fueros a España y el Ayuntamiento de Granada dejó de ser constitucional. La lápida con el nombre de Plaza de la Constitución en Bibarrambla también desapareció en el verano de 1823, en cuanto fue nombrado nuevo corregidor a dedo Juan de Campos y Molina (27 de julio). Granada se afanó en borrar todo vestigio constitucional de sus calles surgido durante el Trienio Liberal. Tardaría trece años en recuperar algunos, tímidamente, a partir de 1836.

Real decreto incumplido en Granada

El 31 de octubre de 1835, la reina regente, en nombre de su hija Isabel II, emitió un real decreto ordenando que fuese repuesto y recuperado el nombre y honor del General Rafael del Riego. Muchas ciudades volvieron a sacar los retratos, las esculturas, las placas, etc. que recordaban la figura del General Riego; el Congreso también colocó una placa en el hemiciclo. No obstante, el Ayuntamiento de Granada se olvidó de hacerlo. Este es el motivo de que nuestra ciudad no tenga ninguna calle, monumento o recordatorio de aquel hecho histórico local. Creo que la Universidad tampoco hizo nada al respecto.

La ciudad todavía está a tiempo de restañar este olvido con el príncipe de la Libertad y la Constitución

Antonio Gallego Burín, siendo alcalde (1938-51) y conocedor de la deuda que mantiene Granada con el General Riego, barajó la posibilidad de acometer alguna acción de este tipo. Pero no eran buenos momentos para recordar héroes del pasado liberal-constitucional español. Se limitó a introducir unas líneas descontextualizadas en su Guía de Granada.

La ciudad todavía está a tiempo de restañar este olvido con el príncipe de la Libertad y la Constitución.

REAL DECRETO DE REPOSICIÓN DE LA FIGURA DEL GENERAL RIEGO (31 de octubre de 1835)

"Si en todas ocasiones es grato a mi corazón enjugar las lágrimas de los súbditos de mi amada Hija, mucho más lo es cuando a este deber de humanidad se junta la sagrada obligación de reparar pasados errores. El General Don Rafael del Riego, condenado a muerte ignominiosa en virtud de un decreto posterior al acto de que se le acusó, y por haber emitido su voto como Diputado de la Nación, en cuya calidad era inviolable, según las leyes vigentes entonces y el derecho público de todos los gobiernos representativos, fue una de aquellas víctimas que en los momentos de crisis diose el fanatismo con la segur de la justicia. Cuando los demás que con su voto aprobaron la misma proposición que el General Riego, gozan en el día puestos distinguidos, ya en los cuerpos parlamentarios ya en los Consejos de mi excelsa hija, no debe permitirse que la memoria de aquel General quede mancillada con la nota del crimen, ni su familia sumergida en la orfandad y la desventura.

En estos días de paz y reconciliación para los defensores del Trono legítimo y de la libertad, deben borrarse en cuanto sea posible, todas las memorias amargas. Quiero que esta voluntad mía sea, para mi ansiada Hija y para sus sucesores en el Trono, el sello que asegure en los anales futuros de la historia española la debida inviolabilidad por los discursos, proposiciones y votos que se emitan en las cortes generales del Reino. Por tanto, en nombre de mi augusta Hija la Reina Dª Isabel II, decreto lo siguiente:

Art. 1°. El difunto General Don Rafael del Riego es repuesto en su buen nombre, fama y memoria.

Art. 2°. Su familia gozará de la posición y viudedad que le corresponda según las leyes.

Art. 3°. Esta familia queda bajo la protección especial de mi amada Hija Dª Isabel II y durante su menor edad, bajo la mía.”

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, Reina Regente.